Mercadillos navideños

La llegada de la Nochebuena

La Nochebuena ha llegado. Una celebración impregnada de esperanza donde los cristianos de todo el mundo celebran el nacimiento de Jesucristo. En Alcázar de San Juan, «El Corazón de La Mancha», desde las primeras horas de la mañana, las calles se llenan de vida. Con abrigos, bufandas coloridas y guantes para resguardarse del frío, los vecinos pasean por las calles, ultimando sus compras.

Desde temprano, los mercadillos navideños y las más de 250.000 luces LED esperan la llegada de la noche. Este día especial comienza, como es habitual, con una niebla matinal que envuelve al pueblo, un fenómeno tan ansiado como los intercambios de saludos y buenos deseos entre los vecinos. «¡Felices Navidades!» resuena por todas partes, y la mayoría responde con una cálida sonrisa y un «¡Igualmente!». La atmósfera rebosa de alegría y del espíritu comunitario que define la Navidad.

La tradición también se siente en los hogares. Muchas familias dedican el día a concluir la preparación de sus belenes artesanales, transmitidos de generación en generación, mientras otras añaden los últimos toques a su árbol de Navidad. Este año resalta el Belén Monumental de la Asociación Belenista «Corazón de La Mancha», que honra a las personas afectadas por la DANA, como un tributo lleno de solidaridad y esperanza.

La tarde trae consigo una calidez especial. Son horas de anticipación y preparación que pasan rápidamente. La cena representa un momento lleno de significado. Tradicionalmente, el menú ha incluido entrantes, col lombarda preparada de diversas formas, y como plato principal, muchas familias eligen cordero asado al estilo manchego, acompañado de patatas y verduras locales. En la actualidad, los quesos manchegos, el jamón ibérico, los mariscos y un caldo caliente son los favoritos para iniciar la velada, seguidos por cordero o pescado, generalmente besugo, siempre acompañado de un buen vino de la región. Los postres también juegan un papel crucial: la sopa de almendras, comprada en la emblemática pastelería de La Rosa, y dulces típicos culminan el banquete.

No obstante, más allá de los sabores, lo que realmente importa es la reunión familiar. La mesa se colma de recuerdos y risas, iluminada por el resplandor de las luces navideñas. A menudo, se recuerda a aquellos que ya no están a través de una fotografía, un mantel bordado o algún villancico que, aunque desafinado, resulta entrañable. Mientras los mayores relatan historias del pasado, los niños disfrutan del presente, esperando la llegada de los Reyes Magos o Papá Noel.

Tras la cena, muchas familias se dedican a cantar villancicos. Zambombas, panderetas y botellas de anís acompañan las canciones tradicionales mientras los más pequeños corretean entusiasmados. Para quienes preservan las tradiciones religiosas, la Misa del Gallo, celebrada a las 12 de la noche, marca el momento en que se dice que el gallo cantó para anunciar el nacimiento de Jesús. Al regresar de la iglesia, es común reunirse para compartir dulces, licores y buenos deseos.

Lo que hace singular la Nochebuena en Alcázar de San Juan no es solo la comida ni las costumbres, sino el espíritu comunitario que inunda cada rincón. Es una noche donde el frío exterior se enfrenta al calor humano que se siente en cada hogar. Una ocasión para recordar el valor de la familia, las tradiciones y el disfrute de las cosas simples de la vida.

Alcázar de San Juan, con su carácter humilde pero vibrante, revela en esta fecha su faceta más humana y entrañable. La Nochebuena se transforma en una experiencia inolvidable para quienes tienen la suerte de vivirla en esta tierra única. Es un refugio donde el tiempo parece detenerse y la magia del hogar envuelve cada rincón.

Para las familias alcazareñas, la Nochebuena trasciende la mera celebración; es un momento suspendido entre el ayer, el hoy y el mañana. Es la promesa de que, mientras haya amor, los recuerdos continuarán emocionándonos y mantendrán viva la llama de la esperanza. Muchos reflexionan sobre lo vivido durante el año y se sienten agradecidos: por los momentos felices, por quienes los rodean o simplemente por tener un hogar donde celebrar.

Sin embargo, para aquellos que no tienen con quién compartir esta fecha, la Nochebuena puede intensificar los sentimientos de soledad. También es un momento que nos invita a pensar en las personas en situaciones vulnerables, especialmente quienes no tienen hogar, enfrentando grandes dificultades durante estas festividades, como el aislamiento social, el frío y el acceso limitado a recursos. Aquí se presenta una oportunidad única para demostrar la empatía y solidaridad de los alcazareños.

El verdadero espíritu de la Navidad radica en el amor y la generosidad hacia los más necesitados, quienes, a pesar de no poseer lujos materiales, llevan consigo dignidad, sueños y esperanzas. Que esta Nochebuena nos recuerde que todos merecen sentirse acogidos y apoyados. Pequeños gestos pueden llevar luz y esperanza a aquellos que enfrentan circunstancias difíciles.

Llega el momento de retirarse a descansar, dejando atrás la celebración con el corazón lleno de gratitud y expectativas para el día de Navidad. Es, en esencia, una transición tranquila entre la alegría de la reunión familiar y la paz de una noche que evoca unión, amor y esperanza.

Finalmente, las calles regresan al silencio, cubiertas por la niebla y el frío que se siente en los huesos. Este contraste con el calor humano vivido durante la noche destaca aún más el espíritu especial de la celebración. Para quienes están lejos, como yo, Alcázar de San Juan sigue siendo el hogar al que anhelamos regresar.

¡Feliz Navidad!


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